En cuanto al origen de la farruca, hay un
momento histórico que es clave para el nacimiento de la misma. En el siglo XIX, hubo una gran oleada de
gallegos que emigraron al continente americano. En aquel momento, surgieron
estos cantes inspirados en la ‘morriña’ por el amor ausente.
Existen varias opiniones. Algunos autores
apuntan que es el término con el que en Andalucía se llamaba a los
gallegos y asturianos que emigraban a las Américas, podemos
decir que la farruca es un palo flamenco ‘agallegado’.
Si consultamos el origen etimológico de la
palabra farruca, encontramos que procede del árabe ‘faruq’, cuyo
significado es «valiente».
La adaptación definitiva al flamenco se
atribuye al Loli, aunque su
gran impulso fue Manuel Torre en 1887. En la actualidad se puede escuchar la farruca en pocas ocasiones,
salvo cuando se acompaña al baile, una danza creada por Faíco que sólo suelen
interpretar los hombres. Se asienta en tonos menores y sigue el compás del
tanguillo. Esta canción aflamencada, acompañada del baile del mismo
nombre, tuvo un periodo de auge a principios del s. XX. A partir de los años
treinta, el cante desapareció casi por completo, aunque el baile, de cualidades
muy superiores a aquel, haya continuado
Cantaores conocidos como El Mochuelo,
Manuel Pavón y Pepe Marchena han sido algunos de los artistas que
incorporaron este estilo flamenco a su repertorio habitual.
En cuanto a
la guitarra, la farruca fue cultivada por maestros de la talla
de Niño Ricardo, Luis Maravillas, Sabicas, Ramón Montoya, Niño Miguel,
Manolo Sanlúcar o Paco de Lucía.
GARROTÍN
Aunque considerado por los
estudiosos como un género de importación, el garrotín toma la mayor parte de
sus elementos musicales de los tangos flamencos. Como casi todos los palos del
flamenco tiene un origen incierto. Etimológicamente se ha querido emparentar al
garrotín con la garrotiada asturiana, situando su origen dentro del contexto de
los cantes trilleros llevados de una región a otra en la época de la
trashumancia, y por consiguiente también se atribuye un origen astur a la parte
musical. La estructura musical del garrotín no presenta relación aparente con
el folclore asturiano, estando más emparentado con los tangos del camino
granadinos, que Romualdo Molina y Miguel Espín atribuyen a las cuadrillas
gitanas de zambras del Sacromonte que recorrieron toda España desde finales del
XIX. Hipólito Rossy los considera creación de los gitanos de Lérida y Tarragona
(Valls), destacando a El Parrano como singular intérprete de este género. El
garrotín comienza su proceso de aflamencamiento a principio del siglo XX a
través de la Niña de los Peines, aunque el maestro Goncerbia apunta a Amalia
Molina como la artífice del aflamencamiento definitivo en el Madrid de 1904
junto con Orfeo, los hermanos Sebas y los Mingorance, atribuyéndosele él mismo
la creación del ritmo y la melodía del garrotín. La Niña de los Peines lo
recogió de Amalia Molina y del Niño Medina y lo engrandeció convirtiéndolo en
cante para escuchar. Por su parte Manuel Torre lo cultivó con acento personal.
Tuvo por lo tanto su época de máximo esplendor en las dos primeras décadas del
siglo XX.
A practicar con paciencia y constancia
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